viernes, 6 de enero de 2012

Un Martin Apasionado

Un Martín Bossi apasionado


 
MAR DEL PLATA.- Arrancó 2011 con gran éxito en su primera temporada marplatense y lo ratificó en la cartelera porteña. Por si fuera poco, se dio el gusto de hacer cine y cerró el año entre televisión y, ahora, el estreno de su segunda apuesta teatral: El impostor apasionado . Asegura que en este camino empieza a exponer cada vez más el rostro y el alma, ocultos por su show de imitaciones. "El año pasado me ponía máscaras, y esta vez me las saco", reconoce Martín Bossi, y confirma que así transita por un camino en el que siente necesidad de "dejar de parecerme a... para empezar a ser".
La obra que presenta este verano, de miércoles a domingos, y otra vez en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, mantiene la esencia de M, e l impostor, con más personajes y un hilo conductor que, otra vez, mezcla momentos y sentimientos que marcaron su vida real.
Bossi explica que este espectáculo es el segundo capítulo de la saga, pensado para Mar del Plata con presentaciones en Punta del Este (23 y 24/1) y giras por el interior que iniciará durante este año. "Como no es un show de imitaciones -destaca-, quisimos cambiar la historia. En lugar del amor hacia una madre, contamos otra cosa."
-De nuevo incluis historias personales en la obra. ¿Es saldar sobre el escenario algunas cuentas pendientes?
-Para mí es hacer catarsis: cuento otras cosas que me pasan en la vida y que nos pasan un poco a todos. No dejo afuera a la gente. Es cómo aprender a amar sin máscaras. No es fácil. Y eso es lo que quisimos contar ahora. Con algunos personajes nuevos, otros clásicos, es indistinto? Los que vienen a ver personajes verán los que ya vieron el año pasado y otros que no. Los que quieren ver una historia nueva, la encontrarán.
-El año pasado el eje era tu madre. Ahora, una guía en tu carrera actoral?
-Cuando a uno le pasan las cosas es más fácil contarlas. Con respecto a mi vieja, tuve que aprender a reconocer que a veces la amaba y a veces la odiaba. Y con respecto a las pasiones, soy un apasionado y me cuesta vivir sin máscaras. Estoy hablando de mi vida, no del escenario. Es algo que practico, que es el camino de la verdad. El año pasado me ponía máscaras y esta vez me las saco. Es un poco la necesidad de dejar de parecerme para empezar a ser.
-Cantás Sandro pero te despegaste de la caracterización. ¿Es el paso hacia el Bossi sin máscaras?
-A la hora de cantar sin máscaras, en el que más poesía encontré es en Sandro. Y elegí un clásico que mucha gente no conoce, como es "El maniquí". Es muy fuerte. Empiezo imitando a Sandro y termino cantando y recitando con mi voz. Es un asomar despacio a decir "se acaba esto".
-Sin imitaciones, ¿hacia dónde va Bossi?
-El musical es algo que heredé de mi laburo y lo cierto es que es un rumbo. Pero también voy encaminado a otros desafíos, porque me gusta mucho el stand up . Cuando hago a Cacho Castaña tengo casi siete u ocho minutos hablando, que es un riesgo que uno también asume. Antes hacía chistes y veía cómo funcionaban. Ahora escribo con una línea de pensamiento que uno ve cómo va funcionando.
-¿Cuánto falta para ese espectáculo a cara descubierta?
-No está planteado hoy, pero es un camino. Mi sueño es hacer un espectáculo solo, parado en el escenario y con un micrófono. Solo. Sin nada. Stand up , piano y mi cuerpo. Y el otro es el megashow, con veinte músicos y ahí sí, caracterizaciones en vivo? Son dos extremos posibles en mi carrera.
-¿Por qué ya no hacés más tu lograda imitación de Cristina Kirchner?
-La gente lo pide, pero me encanta no hacerlo. Y bancármela sin renegar, me vaya bien o mal. No me até a un personaje. No armo el espectáculo al servicio del personaje sino al revés. Elijo por empatía con la gente. Imité a políticos por la necesidad de un programa. Es también un desafío para esa gente que venía a ver al chico que imita a Cristina y se encuentra con otra cosa.
-Cerraste un año intenso. Teatro, cine, TV...
-Tuve en Los únicos una participación hermosa, que también fue un poco sacarme la máscara. Antes fue lo de Viudas en cine, y fue fantástico. Pero esos tres meses de televisión fueron para mí suficiente. En el cine descubrí un amor. Me veo ahí más que en otro lado.
-¿Entonces te abrís de la televisión?
-La tele me dio un lugar. Nueve años y la posibilidad de que me conozcan y vean qué hago. Creo que no necesito reincidir en la tele para que vean qué estoy haciendo ahora. Son medios, como un tren. Para determinados destinos es necesario. Ahora, hay otros a los que se llega mejor en avión o caminando. Si no lo necesito no lo uso. Ni accedo a que me use.
-Bailás, cantás, saliste de la cantera Tinelli. ¿Sos un personaje a la medida de "Bailando por un sueño"?
-Utilizo el baile al servicio de mi espectáculo. Amo lo que hace Marcelo y su show. Pero hay que ser consciente para lo que uno sirve y para lo que no. Si me ofrecés jugar al hockey, no voy a estar cómodo. Al fulbito me las rebusco y al tenis también. No creo servir para un programa así. Creo que hay gente más útil, en ese sentido, que yo. En tele, es cierto, tuve ofrecimientos. Lo digo con culpa, porque fue algo que soñé siempre, pero hoy no está en mis planes..

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