04.08.2012 | Por Gaspar Zimerman
El personaje que más popularidad le dio a Martín Bossi fue el de Cristina
Fernández de Kirchner: construyó una lograda versión de la presidenta en 2009,
en el
Gran Cuñado de
ShowMatch (El Trece), donde también
interpretó a Mauricio Macri. Ahora está en pantalla otra falsa Cristina: la
creada por Fátima Florez para
Periodismo Para Todos , el programa de
Jorge Lanata (también por El Trece). Hace dos meses, en Mendoza, Bossi fue
consultado sobre el tema por
diariouno.com.ar y opinó: “Hay una gran
diferencia: yo la hice en un programa de humor y este es un programa político.
Yo no lo haría. Respeto todo, pero no. De hecho, me ofrecieron hacerlo en el
programa de Lanata y dije que no. No porque esté en contra o a favor de Lanata.
Me parece una estupidez la guerra de
Clarín y el Gobierno, me parece que
estamos nosotros en el medio. Cuando mis papás se peleaban yo decía: ‘¿y yo?’ Yo
era un tipo muy chistoso y cuando mis papás se peleaban no daba para hacer
chistes. Así como no cuento mi vida privada, con quién me acuesto, tampoco
cuento qué pienso sobre algunas cuestiones”.
Para alejarse de cualquier posible controversia, ahora Bossi dice que “hubo
una mala interpretación”. Y explica: “Yo no estoy haciendo tele, no es que le
dije que no a Lanata. Con Adrián Suar tengo una relación maravillosa y me ha
ofrecido cosas que acepté, como
Los únicos . En algún momento hasta hemos
hablado de un programa propio. Yo fui honesto: mi negocio hoy es el teatro. Si
tengo que hacer una presentación en la tele, es para el teatro. Yo estuve en lo
de Marcelo (Tinelli), porque me encanta. Pero no voy a ser hipócrita, fui porque
tenía que anunciar que iba a estar en el Astral”.
Era interesante lo que habías dicho acerca de los distintos
contextos.
Yo hice política en lo de Marcelo porque me lo pidieron, no soy un humorista
que se dedica al humor político. No entiendo de política. No me hago el boludo
ni me lavo las manos, pero no es mi fuerte.
¿Y qué te parece Fátima Florez?
Maravillosa. Es una laburante, una persona valiente, una mujer que tiene
muchas ganas en un país machista. Faltan mujeres que hagan reír.
¿Por qué decís que tu negocio está en teatro y no en la tele?
Esto fue premeditado. La televisión es un medio al cual agradezco, porque me
permitió existir. Pero es un medio de transporte: no es para quedarse a vivir o
para ponerte hablar con el chofer sobre con quién te acostás. Es para llegar a
un lugar. Estando en Ideas del Sur no dejé ser un engranaje en el proyecto de
otro: Marcelo, que es un monstruo. Yo quería mi proyecto también, y este es el
mío. No querría tener un programa propio de televisión.
¿Por qué?
Antes sí se podía, hace 20 años, cuando la tele era otra cosa. Hoy es un arma
de doble filo. Es muy peligrosa: te puede llevar al cielo o al infierno. Yo la
elijo cuando la tengo que elegir. Hace poco hice a Mariano Iúdica en
ShowMatch y la pasé bomba. Pero ya.
A Bossi no le vengan con el asunto de los imitadores. Si los dentistas son
odontólogos, los porteros son encargados y los ciegos son no videntes, todos
deberíamos tener derecho al eufemismo. Es lo que él reclama para su gremio. El
de los imitad... No, perdón: el de los actores que caracterizan a personajes
famosos. “Yo no hablo de imitación. Me parece terrible esa palabra”.
¿Por qué?
Porque es como decirle curandero a un médico o preguntador a un periodista.
La mímesis es una rama de la actuación. Cuando me dicen “¿admirabas a Sapag como
imitador?”, yo digo “no era un imitador, era un actor que imitaba”. Sandro
empezó haciendo mímesis de Elvis. Jim Carrey y Eddie Murphy empezaron haciendo
mímesis y stand up en bodegones.
Leí que la imitación es el primer eslabón en la cadena de la actuación.
¿Estás de acuerdo?
No, la imitación no. Si vamos a hablar correctamente, hay que hablar de
mímesis. Aristóteles habló de mímesis. Es la base del aprendizaje: aprendemos
por mímesis. Las primeras expresiones del hombre en la Tierra son mímesis: ¿la
pintura rupestre qué es? ¿y la música étnica? Son copias de la Naturaleza. Somos
animales miméticos.
Al hacer tanto hincapié en esa diferenciación, parecería que la mímesis es
actuación clase B.
Al contrario, la estoy elevando. Cuando uno actúa utiliza referentes sociales
para hacer personajes, que tienen que ver con uno y con la vida. Si hacés un
policía, hay una referencia social. En la mímesis tenés una referencia concreta,
pero se utiliza la misma técnica. Hay mímesis que fueron nominadas o ganaron
Oscar, como Robert Downey Junior cuando hizo de Chaplin, o Marion Cotillard
cuando hizo de Piaf. O el que hizo de Truman Capote.
La imit... perdón, la mímesis ¿es un género subvalorado?
Y, es subvalorado cuando te tratan de imitador. Yo defiendo al actor. Hay
actores dramáticos, de comedia, de mímesis, actores de mímesis que pueden ser
muy buenos haciendo drama... Los grandes comediantes, como Olmedo, hacían
estereotipos sociales: el tonto, el manosanta. La mímesis también es
identificación social: si hacés a Calamaro, todos saben quién es. Después está
lo que vos hagas con la mímesis. Yo te copio a Calamaro y te doy mi opinión:
para mí la actuación es una opinión.
¿Es lo mismo imitar a un jefe de Estado que a un mediático?
Yo respeto todo. Hace poco hice una presentación en televisión haciendo de
Mariano Iúdica. Si mañana me toca hacer a Fidel Castro o a Cristina, para mí es
lo mismo: son seis meses de trabajo encerrado, poniendo mi alma en eso. La
mímesis es un acto de amor, porque es prestarle el cuerpo a otro.
Siempre decís que no podés estar hasta los 50 años haciendo de Fito Páez.
¿Tu ambición sería dejar la mímesis y, para seguir con Aristóteles, pasar a la
representación?
Es un crecimiento. Sin compararme, Sandro partió de Elvis, pasó a ser un
chico que cantaba rocanrol y después balada, y terminó siendo lo más grande que
tenemos acá junto con Gardel. Yo partí de la mímesis y ahora quiero despegarme
de eso. Pero no por renegar; es un camino. Nunca voy a dejar de ser un animal
mimético.
Igual, en este show nuevo volvés con tu galería de personajes.
Sí, pero trata precisamente de un actor. Es la historia de un hombre que por
miedo se esconde tras las máscaras, y las deja.
¿Un actor se siente más seguro actuando detrás de la máscara de un
personaje reconocible?
Cuando actúo, yo nunca soy yo, así que siempre me siento protegido. Yo me
siento desprotegido en la vida, por eso actúo. Empecé a actuar para que me
quisieran: necesitaba que me quisieran mucho. No mi familia ni una novia:
necesitaba que me quisieran todos.
La búsqueda del aplauso.
Sí, pero no por un tema de divismo. Yo soy un laburante, tengo claro lo que
es este negocio. Quería estar adelante de mil personas, entregarme y que se
entreguen. Lo que me pasaba en los asados y las navidades, a mayor escala.
¿Eras el foco de atención?
Era el foco de atención naturalmente, porque era una necesidad mía tomar la
posta de las reuniones. Era mi forma de seducir.
Tu intención de dejar la mímesis, ¿es para no quedar pegado a los personajes?
¿Para que no te pase lo que le pasó a Sapag después de los ‘80?
Si uno quiere hacer mímesis toda la vida, siempre hay personajes nuevos. Y no
está mal. Personalmente, necesito expresarme de muchas maneras, soy muy voraz.
Quiero llegar a los 90 años y decir “pude aprender todo en esta profesión que
tanto amo”.
¿No hay siempre algo bizarro ligado a la mímesis?
No, no lo creo. En todo caso, a la actuación y al periodismo también: depende
de quién lo haga. Vinieron periodistas muy bizarros a hacerme notas. Es más:
creo que hay más periodistas bizarros que otra cosa.