miércoles, 6 de julio de 2011

Martin Bossi:"Leonardo Favio me hizo descubrir el Cine"

Martín Bossi: “Leonardo Favio me hizo descubrir el cine”

El actor empezó a hacer imitaciones copiando a los personajes de “Nazareno Cruz y el lobo”. Cuenta que le tomó el gusto a la lectura gracias a “Cien años de soledad”, y elogia a Alberto Olmedo, Sandro y Fito Páez.

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Soy de Lomas de Zamora, a cinco cuadras de la cancha de Los Andes, el Manchester del sur.” La identificación barrial de Martín Bossi viene con exageración incluida. Aún así, sin perder la seriedad, pone al “mil rayitas” en un podio algo dudoso. “Junto con el Manchester United y el PSV Eindhoven, el equipo que más figuras genera hoy en día. Hoy, también junto al Barcelona”, asegura.

Pero enseguida amplía: “En realidad tengo dos amores. El del barrio y el de la pasión. La madre y la novia. El barrio es Los Andes. Pero yo tengo una gran pasión por Boca. Yo he visto a (Walter) Perazzo, (Alfredo) Graciani, (Jorge) Comas. Yo estuve en el último partido de (Hugo) Gatti, contra Deportivo Armenio. Pero dejé de ir a la cancha cuando pasó lo de Saturnino Cabrera. Antes, había ido a ver el anterior: Mandiyú – Boca. Y Batistuta salió de la cancha puteado. Pero, igual, Boca no necesita de mí. En cambio, Los Andes, sí. Por eso, ahí sí, a veces voy a la cancha. Pero lo cierto es que yo quise ser como (Milton) Melgar, Gardelito Medero. Me peinaba como él, pero jugaba para el orto.”
La confesión, de brutal honestidad, explica, en parte, el camino definitivo que tomó Bossí, quien, a esta altura, después de casi dos temporadas completas haciendo M, el impostor, en el Broadway, siente al lugar como un espacio más que familiar que, admite, le va quedando algo chico a sus ambiciones. “Esto es un micro de lo que quiero”, señala. Lo que quiere: “Un espectáculo con 20 músicos, con mucha magia, donde todo se transforme. Si imito a Los Rolling Stones, quiero que los Rolling estén ahí. Es algo que tengo en la cabeza, como alguna vez tuve esto. ” Y esto no es más que el resultado de una estrategia que puso en marcha hace unos cuantos años con Diego Tarditti, su amigo de toda la vida. “Arrancamos haciendo esto con un pianito, en fiestas, para levantar minas, y ahora no lo cambio por nada. Es lo que me apasiona. Es mi proyecto”, confiesa, antes de largarse a contar cuáles son sus favoritos.

La película
Nazareno Cruz y el lobo (1975)
de Leonardo Favio “Favio me hizo descubrir el cine. Mi papá era fanático de él, y me lo transmitió. Me gustaba mucho la canción (la tararea), y los imitaba a todos. A Marcelo Marcote, a la Lechiguana, que decía: (cambia la voz) ‘Nazareno, vas a andar por luna llena’. Descubrí un poco el mundo de la actuación, y lo vi a Alfredo Alcón por primera vez, haciendo del diablo. Aparte, la primera vez, la vi con mi papá, que ya no vive, y con mi mamá. Me recuerda mi infancia, mi abuela llorando por la película. Es de los recuerdos más antiguos que tengo. Me apasiona. La vi 90 veces.”


El disco
El amor después del amor (1992)
de Fito Páez“Con ese disco me fui de viaje de egresados. Fue como la plenitud de mi inconsciencia, mi adolescencia y mi florecer. La frase “todos ya nos fuimos de casa, para tocar rock and roll”, en La rueda mágica, es fantástica. Siete años después, yo empecé a pergeñar mi huida, para tocar mi rock and roll. No sabía qué era el Liverpool bar, ni una Gibson Les Paul: pensaba que era una actriz. Lo entendí con los años. Me marcó profundamente. Además, resume el rock: Fito, Charly y Calamaro.
Al margen del disco de Fito, está Listen To Your Heart, de Roxette, porque mi primer amor fue escuchando esa canción. Es que tengo un variado gusto musical, porque con mi laburo tuve que escuchar de todo. De Jimi Hendrix a Enrique Iglesias. Y respeto tanto a uno como al otro. Además, aprendía conocer a los músicos. A los malos, los buenos, los afinados, los desafinados. También he ido a ver mucho a Luciano Pereyra, que es muy amigo mío. Aunque con él ya perdí la objetividad. Y hasta fui a ver a Arjona, una vez.
¿Aguantaste todo el recital?
Si, porque no conocía ni a Sabina ni a Serrat. Cuando lo empecé a conocer, dije… no, mejor no lo voy a decir. Pero tengo que admitir que es el único tipo que le dice a una mina ‘señora de las cuatro décadas’, y la mina se enamora. Vos se lo llegás a decir, y la mina te pega. O si le decís: ‘acompañame a estar solo’ o ‘dime que no, pero lánzame un sí camuflajeado’. Yo, antes, le afanaba las frases a Arjona, cuando él no era tan conocido, y se las tiraba. Pero no calzaban. Se enojaban.

Un día le dije a una mina: ‘Ser un animal nocturno es una bella rutina, conquistar a la chicas del Jet-Set o a mujerzuelas de esquina, si es que no son la misma cosa’. Me dijo: ‘Yo estudio actuación y no somos la misma cosa’. Y me la perdí. Te lo juro. Ahí me falló por primera vez, Arjona (Risas). Y un día le dije a una mina ‘Esa grasa abdominal…’ Y bueno, yo pensaba que era infalible, ¡pero no!. Yo era un boludo de 21 años, que metía las frases, pero mal. En un punto, Arjona me cagó la vida (Risas). Por suerte, después los descubrí a Sabina y a Serrat.”


El programa de televisión
No toca botón (1981-1987)de Hugo Sofovich, con Alberto Olmedo“Agarré la última parte de Olmedo. Y me di cuenta de qué se reían mi papá y mi mamá. No se me ocurrió imitarlo. Olmedo simplemente me hizo morir de risa. Lo perdí muy chico, y me da lástima no haber podido conocerlo. Porque es como Chaplin, como Maradona en el fútbol, los Hermanos Marx. Mostró que se puede ser prestigioso y popular. Le costó. Eso es muy de acá. A veces me da miedo mirarlo, porque lo veo muy cerca, a pesar de que hace mucho que no está.”


El libro
Cien años de soledad (1967)de Gabriel García Márquez
“Me encanta García Márquez. Y me llama la atención poderosamente el paso del tiempo. Me genera curiosidad y miedo. Y lo que me genera miedo, me atrae. Ver cómo las generaciones van pasando y nada cambia. Lo leí como 20 veces. Antes no había leído nada de él. Después me encantó todo. Tenía 16 años y me marcó. Hasta entonces no leía. Me lo dieron en el colegio, leí la primera página: ‘Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar...’, y me atrapó. Soy un tipo que mira las cosas. El paso del tiempo me atrae. Ver los barcos abandonados, los museos, me atraen. Eses es el desgaste del tiempo. La soledad es algo que me da miedo y me atrae. El libro me acercó a la literatura. No soy un gran lector, y estoy lejos de ser un tipo muy intelectual. Pero el libro me acercó a la literatura y me hizo sentir, por primera vez, leyendo.”
El concierto
Sandro - El hombre de la rosa (2001)
“Dos momentos gloriosos en mi vida: verlo a Maradona en Boca, contra Belgrano de Córdoba, y verlo a Roberto. Sandro es parte de mi vida. Me lo hacía escuchar mi papá, fue mi primera imitación, y antes de irse me mandó su ropa, que es la que hoy uso cuando hago el homenaje. Pagué tres años a un imitador de Sandro para que me enseñara. Cuando me vi limitado con él empecé a buscar en Roberto. El me enseño un montón de secretos, sobre todo técnicos, para estar mejor que él.

En un momento, le regaló uno de sus trajes a Raúl Manarino, su stage manager, y un día, le dijo: ‘El día que el píchón (por mí) haga un teatro, mandale mi ropa. Roberto falleció cinco días antes de que yo debutara acá. Nosotros aún no teníamos el final del show. Cuando se muere Roberto, me llama mi amigo Tarditti y me dice: ‘Sandro ya nos había regalado sus canciones, y ahora nos regaló el final del espectáculo. Paralelamente, hablé con su stage manager, y me invitó un café. Cuando estaba con él, abrió un ropero, y me dijo: ‘Tomá’. Y me dio la ropa que Roberto usó en el Madison Square Garden. Cuando me la puse por primera vez, me puse a llorar.”

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