jueves, 9 de febrero de 2012

Entrevista a Martin Bossi!

Relajado, mirando al mar. Así se muestra Martín Bossi, tranquilo, algo extraño en él, de una personalidad inquieta. Espera su segunda presentación en el Hotel Conrad de Punta del Este, que será a sala llena, igual que la primera, la que marcó su bautismo fuera de Argentina. Amante del Este, asegura que su meta es dejar de parecer y empezar a ser. Quitarse la máscara, como lo hace en su espectáculo, “M. El impostor”.

¿Qué es lo que más disfrutás de Punta del Este? Me encanta el mar, mirá lo que es... Me parece maravilloso. Si bien mi estadía es corta, es un sueño poder estar acá.
En el espectáculo te proponés empezar a ser. ¿De qué se trata? Yo siempre me parecí a alguien, imitando. Y lo que quiero es empezar a ser yo. Fui feliz mostrándome parecido a los personajes, pero llegó el momento de mostrarme como soy. De hecho, termino cantando de Sandro, pero sin disfraz, a cara lavada.
¿Por qué elegiste a Sandro? Porque es como Gardel, es un tipo al que admiraba mucho. De todos los que hago, es el que más me gusta, el que más disfruto. Tengo cierta predilección por los que son más musicales como Freddy Mércuri, Fito, Sabina.
¿Cómo te preparás para estar casi dos horas arriba del escenario? Tengo coachs. Entreno dos veces por semana, dos horas cada día. Y lo que más me ayuda es bailar, eso me soltó bastante. Soy más duro que una tabla, pero no hay secretos, hay que prepararse. Además, ahora reconozco las limitaciones, cosa que no me pasaba cuando arranqué con esto.
¿Hay algo esquizofrénico a la hora de hacer interactuar a varios de tus personajes? No lo creo, no lo veo así. En ese caso, podría decir que yo hice un negocio de la esquizofrenia. La clave es tener conocimientos actorales, sólo así uno puede sostener un personaje en el tiempo. Me gusta que los personajes puedan opinar sobre diferentes temas.
“Martín, ¿me firmás las entradas?”, interrumpe un chico, que compró las localidades mientras escuchaba la charla con Clarín . “Estas eran para el show de ayer”, lo gasta Bossi, haciendo del respeto a su público una fórmula. Poco queda de aquel pelilargo que hacía su espectáculo en bares, con un equipo de música y un micrófono.
¿Cómo fueron los comienzos? Nos lo propusimos con mi socio, Diego, a quien conozco desde los 7 años. Ensayábamos en la casa de él y su mamá nos incentivaba. Le gustaba lo que hacíamos. El primer show lo cobramos 30 pesos. Además, si no, no ganábamos chicas. Todo lo hacemos por las mujeres.
¿Seguís haciendo tele este año? No, voy a apostar por el teatro. Tuve varias ofertas, pude haber seguido en “Los únicos”, pero decidí rechazar todas las propuestas. Voy a presentar el espectáculo en diferentes países. Se viene una gira por Chile, Paraguay, México.

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