lunes, 14 de enero de 2013

Martin Bossi "Mi Laburo no te invita , te olbliga a estar solo"

Martín Bossi: “Mi laburo no te invita, te obliga a estar solo”

El protagonista de “El impostor...” dice que su trabajo lo aísla: “Se me hace difícil compartir la vida con alguien”. Cuenta que “el Bossi actor es fuerte, pero se apagan las luces y surge el tipo precario”.
Dice que con veinte días de vacaciones le alcanza, más de un mes ya lo preocuparía. Martín Bossi parece una suerte de rock-star, desborda confianza, seguridad, glamour y sex-appeal. Además de sentirse un ganador y autoproclamarse “el primer metrosexual”, no vacila cuando dice que lo que él hace “no existe en ningún lado”. Esto es un tipo que cante, baile, encarne diversos personajes, se maquille en vivo y que a la vez cuente cosas de su vida privada… Se verá, está en discusión, pero para él no hay duda. “Pese a las funciones exhaustivas, estoy realizado con lo que hago y me preocuparía si tuviera dos o tres meses de vacaciones, en lugar de los quince o veinte días que me tomo”, dice el protagonista de “El impostor apasionado”, boom de taquilla que acaba de reponerse en el teatro Astral.

¿Te pesa contar con mucho tiempo libre? ¿Sos de los que no saben bien qué hacer?
_Me gusta laburar, no soy de tomarme grandes períodos de vacaciones, pero siento que es necesario saber parar a tiempo, descansar, refrescarse y renovarse. En mi laburo, la observación es muy importante para crear, para pensar y decir cosas nuevas. Si no vivís fuera del escenario, no tenés nada que contar y yo me gano la guita contando cosas que veo.

Estás en la cresta de la ola, pero ¿sabrás que el éxito es perecedero?
_Lo aprendí, gracias por recordarlo. Esto no va a durar siempre. Hace cuatro años que el teatro me da de morfar, pero el declive siempre está ahí, a la vuelta de la esquina. Y para cuando venga, sabré retirarme a tiempo.

¿Te considerás una persona suficiente o sentís que tenés que estar bien rodeado?
_Yo me las arreglo, pero tengo que ser muy profesional. Necesito gente al lado que me asista, que me cuide, como un nutricionista por ejemplo, o un psicólogo conectado con el director del espectáculo… Porque las emociones, a veces, hay que tratarlas como un músculo. Por el tipo de show que hago, termino siendo como un atleta que cambia de géneros, de estados, de ánimos.

¿Cómo es el tema de las emociones?
_Un tema denso, imaginate... Todas las noches que tengo función me abandona una mujer, hablo de la locura, ¿me seguís? ¿Cómo hago para salir indemne? Algunos dicen “pero si éste es un imitador que se pone una máscara, se caga de risa de todo el mundo y listo”. No es así… Y dormir me cuesta un huevo. Salgo del teatro, subo al auto y voy andando por ahí, solo, con música tranqui, bajita, mirando las calles vacías, la madrugada porteña, es como una especie de terapia. Hasta que bajo los decibeles, llego a casa medio regalado, tratando de irme a dormir. Las noches se hacen larguísimas… Trato de evitar el Valium porque al otro día estoy hecho un pelotudo.

Alguien que te lee o te escucha diría que el trabajo te abruma...
_Es un laburo que lo disfruto, pero a mí me afecta. Es muy solitario y por lo tanto, uno está solo. Esta actividad te acorrala, no te invita a estar solo, te obliga a estar solo, porque se hace muy difícil tener ganas de compartir. Igual, es un tema que estoy viendo en mi terapia, intentando modificarlo.

¿Te pesa ser un artista solista?
_Pesa. Este trabajo, lo que elegí yo, es una carrera solitaria. Y tenés el diario y duro enfrentamiento con el ego. Es tremendo. Ojalá pudiera decir que me chupa un huevo, pero no puedo. Yo soy el dueño de la pizzería, si sale quemada la culpa es mía y si la gente no viene, es porque no me viene a ver a mí. Hay que estar preparado para lo bueno y para lo malo. Yo trato de no creérmela ni cuando el teatro revienta ni cuando está por la mitad. Intento hacer el mejor laburo posible, después la gente decide.

¿Sos un tipo ambicioso?
_Sí, pero en el buen sentido, no en el económico. No busco la 4x4, la modelo de turno, el perro y el chalecito con el mar de fondo. Esa postal a mí no me va. Lo mío es una necesidad cultural, sociológica, de llevar mi manera de pensar a todas las culturas. Quiero que el escenario me tiña las canas, soy muy voraz con la actuación. Soy un animal de la actuación, no digo que soy un fenómeno, sino que soy un bicho raro que vive para expresarse.

¿Cuánta diferencia hay entre el Bossi actor y el de a pie?
_El agua y el aceite. Arriba del escenario me siento el tipo más fuerte, pero cuando se apagan las luces, soy el más precario. Es un tema que también vengo trabajando en mi análisis. Necesito que esos dos tipos se ayuden, se unan y que el más fuerte, el que está allá en el escenario abrace a éste de acá, que está buscando ser un poco más feliz. Los dos Bossi que existen crecieron de manera muy dispar, por eso ahora quiero retroalimentarlos.

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